Bella y Bestia [Crítica]

Hasta las personas más jóvenes pueden volver a sentirse niños y niñas de nuevo. Esa es la mejor forma de describir la nueva adaptación de Disney a imagen real de la Bella y la Bestia.

Un clásico que ha sufrido ya varias adaptaciones en el mundo del cine y de la imagen real en concreto. No obstante, al fin ha llegado el que nos recuerda a la película de animación, ese musical y esas canciones que todos recordamos y que siempre hemos querido ver. Musical, romántica, e incluso innovadora en muchos aspectos, La Bella y la Bestia nos transporta a los cuentos y aventuras de nuestra infancia.

La base de esta película ha ido cambiando en algunas de las adaptaciones, desde la serie de 1987 hasta la adaptación de 2014 donde la historia cambiaba completamente manteniendo los rasgos principales y relacionándolo de otra manera distinta y a la vez parecida. Bien es cierto que no vamos a entrar en comparaciones, y nos limitaremos a juzgar la película actual, en la cual hemos encontrado nuevamente a una joven, que quiere vivir sus sueños y sus aventuras, sacrificando de nuevo su vida por la de su padre y enamorándose finalmente de la bestia del castillo.

Esta es con diferencia, una de las mejores adaptaciones que se han visto solamente por dos cosas: el hecho de haber hecho finalmente un musical en imagen real, y la fidelidad con la historia además de esas pequeñas invenciones que hacen la película aun mejor. Conocemos cosas que nunca hemos visto, y respondemos preguntas que cuando somos niños nunca nos hemos planteado. Esos cambios y ese dinamismo se lo que hacen especial de comienzo a fin la esencia de la película.

Gráficamente espectacular, con canciones idénticas, pero con otra tonalidad. Grandes representaciones y otras no tanto, pero en su totalidad Bella y Bestia se lleva una nota muy alta. Emma Watson, nuestra hermosa Bella es más atrevida que en la película, con expresiones que no habríamos imaginado y que dan al dibujo de la infancia una realidad increíble. Bestia (Dan Stevens), una obra de arte gráfico, adaptándose al cuerpo de una persona, no es quizás tan grande como la recordábamos, pero es igual de feroz además de transmitir ternura. Y sin lugar a dudas, el magnífico Luke Evans ha representado el mejor Gastón que podíamos habernos encontrado en pantalla.

Entramo ahora en otro de los contenidos que más guerra han estado dando durante y antes de que saliese la película en la gran pantalla. Este tema es el relacionado con el doblaje, el cual se ha criticado debido a que en ciertas canciones no cuadraban bien las voces, así como el énfasis de los actores y el tono de voz. Para poder opinar respecto a esto hemos esperado hasta poder ver la película en su versión original, y gracias a esto podemos decir que no es un problema de doblaje. Hemos comprobado que, por ejemplo, en la primera canción, cuando las tres mujeres enamoradas de Gastón cantan, el énfasis del doblaje es el mismo que en la canción original, y por consiguiente lo que está mal es la actuación de las personas ya que sus gestos o su lenguaje corporal es lo que no termina de encajar con el tono.

Por otra parte en las canciones puramente inventadas para la serie, en concreto aquellas que son cantadas por Bestia, y su magnífico solo, no terminan de casar el movimiento de la boca con el doblaje, pero eso es debido a que gráficamente esta animada con la voz en original… este es quizás el único momento donde se podría cuestionar si es mejor que las canciones se traduzcan o no. No obstante, La Bella y la Bestia no deja de ser una adaptación del mítico musical con el que muchos adultos han crecido, y por este motivo los espectadores se merecen escuchar sus canciones también en el idioma en el que puedan entender la letra. Esta película es perfecta en toda su esencia, y el objetivo está cumplido, ya que como hemos dicho es un viaje a la infancia y el recuerdo de muchos. Claramente se lleva una nota alta por nuestra parte.

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